viernes, 20 de enero de 2012

Bodas, familia y viejos deseos

Hubo un tiempo, hace unos quince años, en que estaba soltero y tenía una gran amiga. Siempre nos veíamos y hacíamos muchas cosas juntos. Un buen día me enteré por casualidad que mi madre le había pedido a otro amigo mío que hablara conmigo para ver si no quería pasar ser algo de mi amiga. No sé si mi madre me veía mal estando soltero o si veía que hacíamos buena pareja. Nunca le pregunté ni lo voy a hacer porque tengo miedo de parecer un personaje de una película de Woody Allen. Por suerte fue la única vez que pasó algo así y no lo vi directamente. Pero es una historia que recordé en estos días cuando volví a escuchar rumores sobre la boda de Shakira.
¿Cuántas veces se ha dicho en los últimos años que Shakira podría casarse o buscar un hijo? Incontables. De alguna manera, es como que hay medios que tienen el mismo espíritu casamentero de mi madre (con el perdón de ella).
Una de ellas fue cuatro años atrás, cuando apareció de la nada el rumor de que representantes suyos habían investigado si podía casarse con Antonio de la Rúa en el juzgado de San Carlos. La ridícula idea corrió como reguero de pólvora pero no duró mucho. Ese hecho no desanimó a nadie, aunque no fue la primera vez que se disolvían rumores fuertes y "creíbles" sobre el casamiento de la colombiana.

Esta semana se volvió a hablar de nuevo sobre el asunto debido a que ella hizo una pausa en su trabajo en la música (como si nunca lo hubiese hecho antes). El sitio Terra, de Méjico, publicó lo siguiente: "Ahora que las familias de ambos ya se conocen y ven su relación con buenos ojos, la cantante y el futbolista podrían llegar al altar en un evento sin precedentes, pues de todos es conocido el talento de la colombiana para hacerlo todo a lo grande". No hay siquiera una fuente anónima mencionada ahí ni en otros artículos que respalde eso. Sin embargo, hay una cosa que queda clara: todos quieren ver la boda de Shakira. Si algún día lo hace, más de un "periodista" va a morir de un infarto de la emoción.
 
Fuente: elpais.com.uy

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