Mientras espera su segundo hijo, shakira dice que no extraña la vida normal y que en la casa que comparte con gerard piqué y el pequeño milan, la disciplina la pone ella.
Una verdad por cada tecla que pega contra la hoja en el rodillo: así le suena a ella. Ahí se escriben verdades, no hay lugar para otra cosa. El hombre, sentado frente a la máquina de escribir, ha elegido cuidadosamente cada letra. Al cabo de unos minutos quitará la hoja que ahora pesa, gorda de tinta e ideas, y repondrá otra para seguir escribiendo. Verdades, claro, porque los papás escriben verdades.
Es 1985, en la ciudad de Barranquilla, Colombia. A unos pasos del hombre, William Mebarak, su única hija, de unos 8 años, lo mira atentamente. Shakira Isabel Mebarak Ripoll ama a ese hombre.
Fue tu padre el que te generó una costumbre peculiar: escribirles cartas a Ronald Reagan, Gorbachov y Arafat.
¡Sí! Líderes políticos.
¿Cuántos años tenías?
Ocho. A los 8 años le pedí a Papá Noel que me trajera una máquina de escribir. Con esa máquina, mecánica, hacía cartas, escribía salmos, poemas, pasaba en limpio mis canciones y sí, le enviaba cartas políticas a los líderes del mundo. No sé si les llegaban o no, a mí nunca me llegó una respuesta.
¿Por qué a ellos y no, por ejemplo, a Gabriel García Márquez, alguien más cercano?
No sé. Mi padre ha sido una influencia muy concreta en mi vida, él ha sido bastante inquieto también con esto de la política, y verlo a él sentado frente a su máquina de escribir redactando artículos para periódicos locales y siempre ventilando sus ideas, opiniones del entorno social, del entorno político, fue una gran influencia. Yo a manera de imitación hacía lo mismo.
Fue él también el que descubrió tu voz. Lo llamaste el defensor de mi vibrato. ¿Hubo que defenderlo?
Sí, hubo que defenderlo de aquellos que no creían que una niña tan pequeña debía tener uno.
¿Quiénes?
Mi profesor de música, por ejemplo. O mis compañeros de colegio, que decían que yo cantaba como una cabra, porque tenía ese vibrato tan pronunciado. Y mi papá siempre me dijo: "No se te ocurra eliminar el vibrato porque una voz sin vibrato no vale nada". Y de hecho, ese es mi sello.
Escribías canciones a los 7 años. ¿Por qué era una canción y no un poema?
Escribía poemas desde los 4 años: aprendí a leer y escribir a los 3. A los 4 les hacía poemas a mi mamá, a la lluvia, a las rosas, al sol. A los 8 años empecé a escribir mis primeras canciones. Cuando cumplí 12 ya tenía un repertorio de unas treinta y cinco canciones. Luego, cuando llegué a mis 13, firmé contrato con Sony Music y en ese momento empecé mi carrera profesional.
En 1991, después de andar por cuanto festival hubiera, la filial colombiana de la discográfica vio que en la entonces adolescente y morocha Shakira había una carrera y un negocio. Sin embargo, el comienzo fue bien tibio: el disco debut, Magia, y el siguiente, Peligro, no tuvieron gran éxito.
Desde esa primera tapa, con Shakira con el pelo esponjoso, falda de jeans ajustada y de tiro alto, y señales de que Madonna y Cyndi Lauper -los años 80- habían pegado en Colombia -lleva guantes de encaje negro, sin dedos- pasarían cuatro años hasta el gran golpe: Pies descalzos. Estoy aquí y Dónde estás corazón son de ese álbum, que Shakira escribió con 17 años.
Hiciste tu carrera de manera muy independiente. Ahora además de ser mamá dependés, de alguna manera, de la carrera de Gerard Piqué, tu marido. Un futbolista puede cambiar de país, debe hacerlo. Hace dos meses firmó con Barcelona hasta 2019, pero podría luego tener que irse a Alemania, por ejemplo.
Yo lo sigo hasta las estepas, hasta Siberia [ríe]. Había un libro muy gracioso, ¿qué era? ¿De Jardiel Poncela? Te espero en Siberia, vida mía[se refiere a ¡Espérame en Siberia, vida mía!]. Ahí lo podría esperar a él. Hasta el fin del mundo lo sigo.
¿Y criar un hijo en otra tierra que no es la tuya?
Hemos tenido la suerte de poder quedarnos en Barcelona por los próximos años, y nada más pensamos en eso. Yo he sido nómada toda mi vida y no le tengo miedo a empacar valijas. Pereza sí, pero miedo no.
¿Hubo palabras, costumbres, que tuvieron que explicarse Gerard y vos para entenderse?
Si hubo en algún momento que explicar algo, no nos dimos cuenta: estábamos demasiado ocupados con otras cosas [ríe].
¿Hay una pelea jugos naturales vs. Nutella?
¡Eso! Bueno, soy la de la disciplina en casa y él es más de jugar, de complacer a Milan y de darle todo lo que quiere. Le encanta verlo reír, verlo disfrutar. A mí también, pero yo estoy más obsesionada con su bienestar, que duerma bien, que coma bien. Creo que es un poco la tarea de la madre, ¿no? De velar por esa parte. Pero lo bueno es que él me acompaña en todo esto.
¿Por qué la maternidad llegó a los 36?
Porque era el momento que la vida tenía destinado para mí. Y gracias a Dios fue así, porque tuve suficiente tiempo para mí. Para leer, estudiar, viajar por el mundo, realizarme profesionalmente. La mujer de hoy necesita su tiempo, eh, porque ahora me cuesta agarrar un libro [ríe], pero gracias a Dios he tenido mucho tiempo para leer. He leído tantos libros que creo que ahora nada más me queda leer temas relacionados con la maternidad.
Hablando de eso: se necesita silencio para componer. ¿Cómo es con Milan?
Ha sido un bebe muy cooperador, muy colaborador. Me ha ayudado muchísimo con este último álbum. No sólo él, tengo unos suegros de oro, que han sido también un gran apoyo. Porque sin la familia no hubiese podido lograr la mitad de las cosas que he logrado en la vida.
Ese último disco se llama Shakira; las bandas suelen poner su nombre a un disco cuando empiezan. ¿Por qué ahora?
Porque fue realizado en un período bastante extenso y muchas cosas sucedieron durante ese tiempo. Muchos comienzos, recesos, vueltas de páginas y recomienzos otra vez; fueron un par de años muy vividos. El álbum es un reflejo de todo eso. Creo que no hay un hilo conductor en las canciones para que el proyecto se dejase abarcar por un solo concepto. Es un álbum que tiene canciones que surgieron en distintos momentos, recoge distintas vivencias por separado y creí que lo más justo era que llevara mi nombre, porque me lleva a mí por todos lados.
En tu obra está presente la lucha social, la lucha por la igualdad. En 2001, cuando la Argentina explotó y se produjo el estallido social, estabas en pareja con Antonito de la Rúa, el hijo de nuestro presidente de entonces. ¿Preguntaste algo?
Sí, me quise informar de qué estaba sucediendo. Pero ese es un capítulo de mi vida que prefiero no recordar en este momento. Sé que fue muy duro para los argentinos y las argentinas, que lo vivieron en carne propia, pero en realidad como es un capítulo que está ligado también a mi vida personal de alguna manera, por mi relación de aquel entonces, prefiero no visitar esos terrenos.
En cierto nivel de fama, popularidad, se extraña la vida normal. ¿Alguna vez la tuviste?
Eso fue hace mucho tiempo.
¿Cómo era?
[Tarda en responder unos segundos] Incómoda. Sabía que ese no era mi lugar. Sabía que había algo más. Algo más para mí, que estaba llamada a una vida quizá de sacrificios, de trabajo duro, pero era un llamado a pesar de todo. Y lo normal se sentía extraño.
No extrañás.
Hay cosas que sí, pero no me puedo quejar. Ya me acostumbré a vivir bajo este pellejo, ¿no? Un nuevo pellejo, esta nueva piel y en este momento no conozco otra forma de vida. Si alguna vez la conocí, recuerdo que no era del todo común.
¿Dónde estabas el 17 de abril de este año? [El día que falleció Gabriel García Márquez]
Recuerdo que estaba con Gerard. Si bien era algo que esperaba, pues sabía del estado de Gabo, fue muy triste verlo partir. Es un amigo...., era un amigo muy querido y un compatriota del cual siempre me he sentido orgullosa. Toda la admiración que siempre le profesé, le tuve... La muerte se siente triste.
En un perfil escrito por él decía: "La mayoría de los cantantes se hace poner las luces de frente para no enfrentarse al fantasma de las muchedumbres. Shakira escogió lo contrario. Ha instruido a sus técnicos para que no instalen las luces fuertes contra su cara, sino que las vuelvan hacia el público, para que ella pueda verlo". ¿Qué querés ver?
Quiero ver las caras, el disfrute, el goce, la sonrisa, la comunión cuando miles de voces se unen en una sola. Ese es el alimento del artista cuando está sobre un escenario y no me gusta perdérmelo por nada del mundo una vez que estoy ahí.
¿Nunca tuviste miedo escénico, pánico previo?
Pánico no. He tenido miedo, claro. Adrenalina en exceso, es normal.
¿Es cierto que le tenés miedo a la noche?
Ya no.
¿Hasta cuándo le tuviste?
No sé., no sé cuándo le dejé de tener miedo. Supongo que cuando la conocí bien. Cuando la llegué a conocer a fondo [ríe].
¿Cuándo la conociste?
No lo recuerdo. Sufro de mala memoria últimamente [ríe].
¿Cuál es el mayor miedo que te dio ser mamá?
El vértigo mayor que experimenté como madre es el miedo a los cambios. Preguntarte cómo esos cambios afectarán tu nueva vida, si volverás a ser lo que eras antes, si te perderás a ti misma, de ti misma.
¿Te perdiste?
[Duda] No. Supongo que van cayendo algunas escamas por el camino, pero salen nuevas y más coloridas. Me gusta ser madre. Me gusta, mucho. Tengo menos tiempo para mí, pero ya tuve
Shakira también tiene sus perfumes. Elixir y Wild Elixir son las fragancias que llevan su sello. El primero, de una fragancia floral amaderada. El Wild Elixir, más terroso, emparentado con lo salvaje y lo exótico
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