El sendero que ha transitado Shakira tiene tanto de ancho como de largo, porque su reconocimiento no llegó con la misma velocidad con la que ella mueve el abdomen, gira la cintura y mantiene el mundo a sus pies. Hubo fracasos, decepciones y muchas puertas cerradas antes de consolidarse y llegar a ser la estrella que brilla a la par de las más importantes del firmamento musical.
La aparición de la barranquillera, todavía en sus más tiernos años de pubertad, con el tema Magia (1991), no auguraba la irrupción de una compositora hábil en el manejo de la lengua castellana, pero sí insinuó la presencia de una voz que en pleno desarrollo tenía la capacidad de convocar y encantar a los que la escuchaban. Ingenuos aquellos que podían pensar que una niña manejaría la prosa de experimentados literatos y cronistas.
Sin embargo, la pluma fue soltando y la acumulación de experiencias en su memoria le permitió ampliar el panorama y mostrarse más segura con Pies descalzos (1996) y ¿Dónde están los ladrones? (1998), tal vez los álbumes con los que el público colombiano empezó a creer en esta artista nacional con raíces árabes.
El reconocimiento local llegó. Su figura esbelta y su pelo negro se empezaron a mover al son de un pop que con la incorporación de la armónica entraba fácil en todos los círculos sociales. Muchas de las canciones de estos trabajos discográficos fueron éxitos. De esta manera se mermó su corta carrera a mediados de la década del 90 como protagonista de la serie nacional El oasis, de la que poco habla y de la que compró cualquier derecho de ejecución.
El paso hacia su internacionalización era más que lógico y dio el salto con la misma facilidad con la que entonces brincaba y lanzaba patadas como si fuera experta en algún arte marcial. De arriba abajo la indumentaria cambió. El pelo dejó de ser negro azabache para exhibir un rojo raro que a los pocos años fue rubio (a veces crespo, a veces liso) para hacer el contraste con su contextura latina. Apareció Servicio de lavandería (2001) y se identificó que el cambio no sólo sería de empaque, sino de contenidos. El destinatario ya no era sólo Colombia y sus alrededores. El público en Estados Unidos y Europa también se interesó en la música de Shakira y para ponerles sello a esas conquistas lanzó dos volúmenes de Fijación oral (2005).
Su historia reciente habla de Loba (2009), Sale el sol (2010) y un próximo álbum que será publicado en el segundo semestre de este año, tres producciones discográficas con las que la barranquillera confirma que es una estrella de luz permanente, constante.
Fuente: Elespectador.com
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