R. Por supuesto, cada semana una o dos veces.
Hombre, no vamos un sábado a las ocho, pero si vas un martes no hay
tanta gente, siempre alguien te reconoce, pero te haces una foto y ya
está, no pasa nada. Hombre, hay cosas que debes evitar, claro, pero al
menos en Barcelona, que es lo que yo sé, la gente es muy educada y
respetuosa.
P. A usted le persiguen los paparazzi y ahora tiene un niño. ¿Cómo se plantea proteger la imagen de Milan?
R. Al final es un niño y no lo quiero esconder,
estoy muy orgulloso. Yo veo a los niños de famosos que salen en las
fotos con la cara tapada y no lo entiendo. Yo no quiero que a mi hijo le
saquen con la cara pixelada. Tendrá nueve años, mirará la revista y
dirá: ¿No tengo cara, yo no soy nadie? Por eso decidimos presentarlo
nosotros y punto.
P. El niño llegó con un pan bajo el brazo...
R. Pensamos en ayudar a la gente y lo primero es que
vas a una revista y la pasta la donas. Pero enseguida vimos que seguro
que habría gente que lo entendería mal, que pensaría que
comercializábamos con el niño… Hicimos una fiesta on line donde
la gente te hace regalos para tu hijo que en verdad se convierten en
mosquiteras, vacunas, alimentos… recogimos miles de kilos de ayuda.
Estamos muy agradecidos. La gente es muy buena. Y ves a Milan, tiene un
mes y piensas: ‘Mira, ya has hecho algo por alguien’.
P. ¿Esa vertiente solidaria se la ha contagiado su pareja?
R. Eso lo vas aprendiendo, en el colegio, tus padres
lo inculcan... Mi madre siempre me insistió mucho en la salud porque
sabe que en un segundo te cambia la vida.
Fuente: eportes.elpais.com
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