Aquella mañana, William Mebarak movió sus manos con firmeza y levantó
el tono de voz para contarnos una historia fascinante, como solo
alguien con una gran experiencia puede narrar.
Se trataba de un cuento corto que se encuentra dentro de las
historias de su más reciente libro Al viento y al azar, de editorial
Planeta, que será presentado mañana en Bogotá.
Desde los veinte años, William Mebarak ha publicado libros. A esa
temprana edad presentó sus primeros ejemplares, también en Bogotá,
basados en escritos que había hecho en el colegio y que tituló
Mamboletras. Años más tarde, en 1992, publicó Si yo fuera presidente,
luego El caso del hombre de las gafas oscuras, que contaba con una
novela corta y diez cuentos; en el 2003 aparece la primera edición de
Testimonio de un hombre, y en 2008, su segunda edición. Mañana saldrá al
mercado esta nueva publicación, en la cual confluyen historias de amor
juvenil, cuentos de ficción y textos de reflexión sobre el lugar que
este escritor habita y conoce: Barranquilla.
¿Cuándo comenzó el proceso de escribir ‘Al viento y al azar’?
El libro comenzó con algunos artículos que fueron publicados en mi columna en EL HERALDO, esos artículos
datan de unos 10 años más o menos. Después seguí escribiendo de vez en
cuando otros de carácter social, y sobre todo regional. Barranquilla
siempre es una de mis preocupaciones, porque como escritor quiero
contribuir a mi ciudad.
¿Cómo es la estructura del libro?
Es un libro un poco heterogéneo en cuanto a los temas, porque no es
una novela que comienza y termina, son varios espacios. Uno es para unas
historias cortas, hay siete historias cortas, recogidas a través de la
vida. Hay otras que sí son experiencias personales, que tienen por
título ‘Amores volátiles’, de mi primera juventud, sobre lo que son
ustedes las mujeres, y luego hay una serie de escritos que fueron a
parar a mi columna.
Mi trabajo no es continuo, porque es interrumpido por quehaceres y
por una serie de circunstancias, pero la inspiración me viene en
cualquier momento, es como pájaro que se posa en el alar de la casa o
que me pasa frente a los ojos, o una idea con la que me acuesto, pero de
repente me levanto, voy al estudio y escribo.
¿Cuáles han sido sus influencias literarias?
Yo empecé a leer los clásicos de los siglos XVIII y XIX como Balzac,
Emile Zola, Alejandro Dumas, Paul Verlaine, Guy de Maupassant y Gustave
Flaubert. Desde muy temprana edad empecé a leer a Julio Verne y Arthur
Conan Doyle. Después me encontré con escritores como Irving Wallace,
Judith Krantz, Harold Robbins, Wilburt Smith, Sidney Sheldon, y ahora un
nuevo escritor de la literatura hispana que se llama Carlos Ruiz Zafón,
autor de La sombra del viento y El juego del ángel. También leo a John
Grisham y Ken Follett, el autor de Los pilares de la tierra, y a
Frederick Forsyth, el autor de El día del Chacal. De esos autores me he
leído la totalidad de su obra, pero me faltan unos cuantos.
Es un lector voraz.
En la mesa de noche siempre tengo dos libros, cuando me canso de leer
uno sigo con el otro, y así alterno. Cuando viajo no puedo dejar de
hacerlo sin un libro.
¿Cómo recibió el prólogo que le escribió Shakira?
Lo leí y me fascinó. Dentro de Shakira hay una escritora. Está muy
estructurada como escritora. Shakira no es solamente cantante, ella ha
hecho discursos con los que he quedado con la boca abierta. Ella me dijo
“papi, voy a hacer el prólogo”; yo le dije “bueno mi amor”. Cuando
terminó me dijo que estaba listo, pero que no aceptaba ninguna
corrección, y así va.
Para mí fue una sorpresa que me escogieran para eso. Los señores de
Sony me propusieron ese homenaje, yo me puse a temblar desde el
principio, pero me tomé una hierbabuena y me calmé. Me tocó hacer un
ensayo en la Sony de Miami y luego dos veces más con la orquesta que me
iba acompañar ese día en el agasajo que le hicieron. ¡Fue maravilloso!
¿Cómo recibieron la Estrella de la Fama en Hollywood?
Para nosotros eso fue algo muy esperado, muy deseado, y por fin se
logró que Shakira tuviera ese reconocimiento, porque ella casi no tiene
tiempo. De ahí de Los Ángeles nos fuimos para Las Vegas al homenaje que
le hicieron.
¿Cuál sería su mayor deseo?
Qué daría yo para tener tiempo y salir a la calle a cualquier hora y
buscar circunstancias que me inspiren a escribir. Yo necesito
motivaciones internas y externas al mismo tiempo para escribir. Así
trabajo yo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario