La noticia sobre el reciente negocio de la cantante colombiana Shakira al adquirir una isla al norte de Las Bahamas ha sido aprovechada por los medios y de qué manera. Pero el problema no es en sí la noticia, pues los pasos de Shakira como famosa que es, serán siempre muy seguidos por dichos medios, sino el tono en que ha salido la noticia.
Como si la única figura del espectáculo que ha invertido millones en alguna que otra compra similar fuera la colombiana. Según el tono, más bien parece un chisme que una noticia. El cintillo, o aparece entre dobles signos de admiración, o envuelta en ese sutil veneno que suelen aportar algunos medios para criticarla.
Se conoce que Shakira no ha cesado de trabajar durante toda su vida, no solo para apoyar a muchas organizaciones con sus actos de caridad, sino también para disfrutar el fruto de su trabajo, y si se compró una isla en sociedad con Roger Waters con vistas a obtener futuras ganancias, es cuestión de negocios. Y por supuesto que hay negocios, y hay negocios. Este se encuentra a la altura de las posibilidades de la famosa cantante, que repito, tiene todo su derecho.
Por otra parte, esto beneficiaría a mucha gente, pues el objetivo no es sino convertir toda la isla en un área turística de las mejores. Creo que nadie debiera cuestionar los gastos de la famosa en la compra. Es su dinero y muy bien que se lo ha ganado.
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