Llegó la fecha
Y el día menos pensado escuché la voz de Shakira. “Viajo esta noche y mañana estaré en la cárcel a las 3 p.m.”…
Nos puso a correr. Los detenidos pusieron una pancarta a la entrada de la Modelo que decía:
“Shakira, los ladrones están allá afuera”…
No se cómo se enteraron los colegas de su llegada, pero cuando aparecí por la cárcel para esperar a la cantante había tanta gente que me molesté muchísimo porque ya el acto perdía la espontaneidad planeada. No se podía caminar con tranquilidad. Shakira, cuando se enteró se preocupó. A través de su hermano empezó a poner peros. Que solamente estaría una hora, que ya no entraría a los pabellones, que no daría entrevistas, etc., etc.
Pasaban las horas y la cantante no aparecía. Daba la impresión de que no quería llegar. Algo la asustaba. Pero llegaron los carros, escoltas, su llegada fue un despelote por tanta gente reunida para admirarla. William y Nidia, sus padres, estaban nerviosos, querían que la ceremonia fuera lo más rápido posible. Pero una vez Shakira vio la pancarta, cambió de parecer, se bajó del carro, empezó a grabar con una filmadora el saludo de los detenidos, apareció sonriente. Estaba feliz, saludó a Mike —su primer arreglista— diciendo:
“Él es un gran hombre”…
A pesar de la negatividad de sus papás dijo que quería ir a los pabellones, inclusive donde estaban los presos peligrosos. Allí se tomó fotos con ellos, dio autógrafos y permaneció varias horas dentro de la Modelo… Se realizó la ceremonia religiosa, la apertura oficial de la biblioteca, tomas de TV. Y cuando salió para el aeropuerto llegó un camión con la comida, la champaña y el vino, que tuvo que ser consumida por los presos, guardias y periodistas…
Efecto secundario
Han pasado los años, a raíz de la biblioteca de La Modelo apareció un “rotario” norteamericano a la emisora para donarme UN MILLÓN DE LIBROS.
Quise recibir la donación pero el papeleo aduanero, los requisitos, el hecho de que los libros eran en inglés no culminó positivamente la gestión.
Con mucha pena puedo decir que me siento defraudado, porque semejante obra está inservible. En las instalaciones de la biblioteca, según me dicen hay oficinas… ¿y los libros?... ¿será que se los robaron?... Un día de estos voy por allá para enterarme de lo que todos pregonan:
“En la biblioteca Edgar García Ochoa, de la cárcel Modelo, hay oficinas y no se hacen conferencias, ni llegan poetas, ni escritores, ni hay tertulias literarias como se había planeado”…
A lo mejor me voy con un camión y un abogado a llevarme los libros, a mí me sirven, sería una medida extrema... y si no lo hago, al menos me queda la satisfacción, que complací al detenido Tomás Fernández en su petición de que le consiguiera unos libros para no aburrirse. Creo que quedó contento. Le llevé 20 mil…
Y el día menos pensado escuché la voz de Shakira. “Viajo esta noche y mañana estaré en la cárcel a las 3 p.m.”…
Nos puso a correr. Los detenidos pusieron una pancarta a la entrada de la Modelo que decía:
“Shakira, los ladrones están allá afuera”…
No se cómo se enteraron los colegas de su llegada, pero cuando aparecí por la cárcel para esperar a la cantante había tanta gente que me molesté muchísimo porque ya el acto perdía la espontaneidad planeada. No se podía caminar con tranquilidad. Shakira, cuando se enteró se preocupó. A través de su hermano empezó a poner peros. Que solamente estaría una hora, que ya no entraría a los pabellones, que no daría entrevistas, etc., etc.
Pasaban las horas y la cantante no aparecía. Daba la impresión de que no quería llegar. Algo la asustaba. Pero llegaron los carros, escoltas, su llegada fue un despelote por tanta gente reunida para admirarla. William y Nidia, sus padres, estaban nerviosos, querían que la ceremonia fuera lo más rápido posible. Pero una vez Shakira vio la pancarta, cambió de parecer, se bajó del carro, empezó a grabar con una filmadora el saludo de los detenidos, apareció sonriente. Estaba feliz, saludó a Mike —su primer arreglista— diciendo:
“Él es un gran hombre”…
A pesar de la negatividad de sus papás dijo que quería ir a los pabellones, inclusive donde estaban los presos peligrosos. Allí se tomó fotos con ellos, dio autógrafos y permaneció varias horas dentro de la Modelo… Se realizó la ceremonia religiosa, la apertura oficial de la biblioteca, tomas de TV. Y cuando salió para el aeropuerto llegó un camión con la comida, la champaña y el vino, que tuvo que ser consumida por los presos, guardias y periodistas…
Efecto secundario
Han pasado los años, a raíz de la biblioteca de La Modelo apareció un “rotario” norteamericano a la emisora para donarme UN MILLÓN DE LIBROS.
Quise recibir la donación pero el papeleo aduanero, los requisitos, el hecho de que los libros eran en inglés no culminó positivamente la gestión.
Con mucha pena puedo decir que me siento defraudado, porque semejante obra está inservible. En las instalaciones de la biblioteca, según me dicen hay oficinas… ¿y los libros?... ¿será que se los robaron?... Un día de estos voy por allá para enterarme de lo que todos pregonan:
“En la biblioteca Edgar García Ochoa, de la cárcel Modelo, hay oficinas y no se hacen conferencias, ni llegan poetas, ni escritores, ni hay tertulias literarias como se había planeado”…
A lo mejor me voy con un camión y un abogado a llevarme los libros, a mí me sirven, sería una medida extrema... y si no lo hago, al menos me queda la satisfacción, que complací al detenido Tomás Fernández en su petición de que le consiguiera unos libros para no aburrirse. Creo que quedó contento. Le llevé 20 mil…
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