domingo, 29 de abril de 2012

Fiona Ferrer: "Shakira y Ana Botella son unas WACU girls de los pies a la cabeza"

 Fiona Ferrer: "Shakira y Ana Botella son unas <em>WACU girls</em> de los pies a la cabeza"
Fiona Ferrer, relaciones públicas high class, prolífica empresaria, ideóloga de Supermodelo y exdirectora de la prestigiosa Elite Model España entre muchas cosas, se estrena con WACU GIRLS (MR Ediciones) en el mundo editorial, un libro donde aborda la vida al más puro estilo Sexo en Nueva York. Vanitatis ha hablado con ella sobre su futuro, su pasado y, sobre todo, de su presente.
 
Nos presentas a las WACU girls en un libro que en unos días irá por su segunda edición, ¿cómo son esas mujeres?
Es una historia de unas chicas adolescentes que reflejan a la generación de mujeres actuales y que transcurre entre París, Nueva York, Madrid y Londres. Yo me rodeo de las WACU girls todos los días. Mujeres que quieren ser exitosas en la vida, en el amor y en la profesión. Mujeres que no son perfectas, pero sí perfeccionistas. Esa es la filosofía del libro. Por encima de todo, una WACU sabe que lo que de verdad importa es su familia y sus amigos.
¿Quién encarnaría el mejor ejemplo de chica WACU hoy en día?
El paradigma sería Shakira, que desde muy joven está al pie del cañón. Es cantante, se preocupa por su país, intenta ayudar a los que peor lo pasan… Ana Botella, casada con un expresidente del Gobierno y alcaldesa de Madrid, también es una WACU de los pies a la cabeza.
¿Es Fiona Ferrer una WACU girl?
No me considero una mujer exitosa, pero sí que estoy en la línea del éxito. Me exijo mucho a mí misma. Nunca creo que sea suficiente. Además, estoy rodeada de gente que es mucho más importante que yo. Pero lo que tengo de estas chicas, que son World, Ambitious, Cool and Unique, es que hay que caerse y volverse a levantar. He aprendido que da igual los contactos que tengas, si no los sabes utilizar. Hay que intentar ser siempre la mejor. Yo nunca lo fui, era un desastre en los estudios, pero terminé con dos carreras, cinco idiomas y mi propia empresa.
¿Cómo es posible no dejarse llevar por la frivolidad y aprender a gestionar todos los sentimientos que fluyen en el mundo de la moda y en el de las fiestas en el que se contextualizan sus personajes?
Mi padre antes de irme a París, me regaló El Arte de la Prudencia. Lo leí y me ayudó mucho. Yo conservo mis amigas de siempre. Nos llamamos las destroyers y sigo saliendo con ellas.
Pero usted es rostro habitual en los encuentros festivos y reuniones de la jet set
Sí, bueno. Yo creo que hay que ser natural y prudente a la vez. Hay que conocer a la persona con la que estás. Si acompaño a mi marido Jaime a alguna cena con políticos, me muerdo la lengua si no sé de lo que están hablando y así intento evitar motivos de conflicto.
¿No hay intrigas y venganzas en su mundo?
Existe la traición, claro. Me han pasado tantas cosas surrealistas… Con el tiempo, he aprendido a tomarme todo con sentido del humor. Hay cosas que no me caben en la cabeza, por eso es mejor reírse y punto.
¿Cómo se enfrenta una WACU como usted a las relaciones amorosas?
He sido de relaciones largas. Mi marido [el empresario Jaime Polanco] por ejemplo ha sido muy importante. El es uno de los pilares de mi vida.
¿Cómo recuerdas el día de tu boda?
Disfruté muchísimo, como lo hace una buena WACU. Invité a gente de fuera y tanto Jaime como yo estuvimos con los invitados todo el día al pie del cañón. Éramos siempre los últimos en acostarnos, porque estábamos tan agradecidos y felices.
¿No le gustaría ampliar la familia?
Me encantaría tener hijos, pero no ha llegado el momento.  Espero que no se me pase el arroz. Sé que hay que ser muy responsable y hacer sacrificios personales para dárselo todo al bebé.
Hay momentos complicados, en los que cuesta incluso ser WACU. El 2010 no fue un año fácil para usted. Perdió a Dieter, el marido de su madre…
Hay veces que piensas que estás dentro de una película de terror. Recuerdo ese día como el más surrealista e impresionante de mi vida. Mi cuerpo no sabía cómo reaccionar y mi cabeza estaba pensando. Ya no puedo ver este tipo de pelis en la tele, porque pienso que puede ocurrir en la vida real.
¿Se le vino el mundo abajo?
Sí, pero gracias a ese día me he vuelto a levantar. Comprendí que me tenía que despedir de mi gente siempre con cariño y afecto, porque no sabes hasta cuándo vamos a estar aquí. Hay que beberse la vida a sorbos, hay que estar preparado ante la muerte… Lo bueno es que Dieter me dijo minutos antes: “Baby, I love you”. Siempre que miro al mar, sé que él está ahí, conmigo, con nosotros.
¿Qué opina de los que piensan que usted es un poco pija?
Creo que la palabra pija es peyorativa. Yo me considero más WACU. Si se entiende por pijo tener tres mayordomos y que vengan al pulsar un botón, puedo decir que no lo soy. No tengo ni mayordomo ni botón.
¿Cómo es usted en realidad?
Soy como Casilda, la protagonista principal del libro, que tiene muchas cosas de mí. Ella es profundamente romántica, pero al final se pone firme. Soy así con todo: amor, trabajo… No soy de las que te dice todo, pero doy señales con las que una persona es imposible que no se dé cuenta. Soy muy imaginativa y muy alegre. Estoy todo el día creando, pensando en cosas. Tengo mucho sentido del humor y me encanta disfrutar de mis amigos.
El peor rasgo de una persona es…
La envidia. No la soporto.
¿Ha tenido que renunciar a algo para estar en su posición actual?
Siempre he tenido las ideas muy claras. Me alegro de que mis padres hayan sido muy duros en ciertas cosas. Me decían que  ellos no iban a estar siempre ahí. El día que me gradué, mi padre me dijo que me tenía que independizar. Me puse las pilas. Cuando era muy joven, un psicólogo en mi colegio me dijo que no llegaría a nada en el mundo de la comunicación. No era buena en los estudios. He terminado superándome a mí misma, con muchas ganas de trabajar y un gran esfuerzo.
 
Fuente: vanitatis.com

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