
Prendemos la tele. Colas y bustos. Vientres y brazos. Paseamos por cada número del control remoto. Más colas. Más bustos. La oferta que se encuentra no es variada. Ahí está "la" cola. Allí "el busto". Se repiten infinitamente como esas caras con labios prominentes que se ríen, lloran, gritan e insultan desde la TV. Cuesta, al buscar de canal en canal, dar con "el" vientre, masculino claro. Pero finalmente allí está, y son miles, repetidos como en dos espejos enfrentados.
Hasta Shakira, se dice, afinó su perfil de manera imperceptible. Por una operación semejante pasó Belén Francese. Su cara cambió, pero mantuvo su armonía anterior. No así la de Sicialiani que luego de la operación de nariz, cambió totalmente.
Fuente: lanacion.com.ar
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